
El anuncio emitido ayer por Lotus Group y Renault dará mucho que hablar por el lío que se avecina en la F-1. En sí, la noticia se resume en que Lotus Group, que engloba Lotus Cars y Lotus Engineering y que pertenece al fabricante malayo de automóviles Proton, ha formado una sociedad con Genii Capital, dueña del 100% de Renault tras adquirir el 25% que le faltaba, para ocupar la plaza de la marca francesa desde 2011 y hasta al menos 2017, bajo el nombre de Lotus Renault GP Team. El monoplaza, el R31, será propulsado con motores Renault y lucirá los colores negro y oro que usaban los míticos coches del Team Lotus, creado por Colin Chapman, que ganó trece títulos de F-1 (seis de pilotos y siete de constructores).
Hasta aquí parece sencillo. El problema viene porque en la F-1 ya existe un equipo Lotus, también de propiedad malaya, y dirigido por el dueño de Air Asia, Tony Fernandes, que anunció, el pasado septiembre, que desde 2011 la escudería pasaría a llamarse Team Lotus y sus monoplazas serían negro y oro. Es decir, lo mismo que ayer comunicaron Lotus Group y Genii Capital.
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